1.620 segundos de estruendo y luz, o lo que es lo mismo, 27 minutos de fuegos artificiales ideados por la empresa pirotécnica valenciana Ricardo Caballer, S. A. para su estreno en Gijón conjugaban una coreografía «rotunda, integral e ‘in crescendo’». El lunes instalaron sus morteros en las cercanías del ‘Elogio’ de Chillida y ayer convirtieron 1.600 kilos de pólvora en 4.917 disparos combinados en más de cincuenta efectos pensados solo para los espectadores que por una noche multiplicaban la población de la villa de Jovellanos doblando sus cuellos hacia arriba, ya que algunos fuegos alcanzaron los 157 metros de altura.
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